Indonesia, Malasia y el imparable crecimiento del aceite de palma

Usado para freír alimentos o para impulsar motores, la producción de aceite de palma se ha multiplicado por 6,6 desde 1990. Es el aceite vegetal más consumido

Helado, detergente, dentífrico, biodiésel, lubricante o casi cualquier plato precocinado. El aceite de palma es el aceite vegetal más producido y consumido del mundo. Empleado para freír o para impulsar un motor, el aceite de palma resulta increíblemente versátil y esta presente en cientos de productos de nuestro día a día por su poder energético o sus propiedades como coagulante alimenticio, lo que ha impulsado su crecimiento en las últimas décadas.

Desde 1980, la producción de aceite de palma ha pasado de cinco millones de toneladas a 76 en 2020, un rápido crecimiento concentrado en las últimas dos décadas y en dos países: Malasia e Indonesia. Su éxito mundial se encuentra en su increíblemente alta productividad: el aceite de palma representa el 36% de los aceites vegetales consumidos en el mundo, pero sus plantaciones solo ocupan un 8,8% de las tierras dedicadas a aceites vegetales.

La palma aceitera tiene una producción media de 2,9 toneladas por hectárea, una barbaridad comparado con los rendimientos del resto de aceites vegetales. Por ejemplo, la soja, el segundo aceite más consumido a nivel global, solo tiene una producción de 0,47 toneladas por hectárea, y el girasol, el segundo más productivo, de 0,71 t/ha.

Ahora, el 70% de las plantaciones se concentra en Malasia e Indonesia, y aunque en términos globales la producción de aceite de palma tiene menos impacto ambiental que la de otros tipos de plantaciones aceiteras (como la soja o el girasol), el crecimiento de las plantaciones de palma aceitera se ha centrado en estos dos países ocupando nuevos espacios agrícolas ganados en buena medida a las selvas. Lugares donde la palma sí que está teniendo un impacto ambiental mayúsculo.

Y la producción en estos dos países no solo se ha expandido en extensión, sino que también se ha vuelto más eficiente. De este modo, el rápido crecimiento territorial de la palma en Indonesia y Malasia ha terminado siendo más lento que el aumento de la producción. En cifras, esto significa que mientras que ambos países concentran el 70% de las plantaciones, producen cera del 84% del aceite de palma que se consume en el mundo.

En este sentido, el impacto de la deforestación se ha reducido con el tiempo, aunque de forma diferente entre Malasia e Indonesia. En el primero la mayoría del crecimiento se ha realizado en la poco poblada Borneo, y aunque en un principio se realizó colonizando bosques vírgenes, desde los años 50 su expansión se ha centrado en bosques ya talados con fines madereros.

En Indonesia el crecimiento de las plantaciones de aceite de palama ha sido mucho más acelerado que en Malasia, impulsando también la colonización de islas poco pobladas como Borneo o Papúa. Desde 2001, la palma ha sido responsable del 23% de la deforestación en Indonesia, con un pico del 40% en 2009, aunque con un fuerte descenso desde entonces.

Ya en 1991 Malasia e Indonesia producían el 75% del aceite de palma que se consumía en el mundo, pero desde entonces su demanda y producción se ha multiplicado. De las poco más de 11 millones de toneladas que se producían en 1991 se ha pasado a 76 en 2020, equivalente a multiplicar por 6,6 la producción. Pero en Indonesia este crecimiento ha sido de más de 18 veces la producción de 1991.

Fuente: https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/indonesia-malasia-crecimiento-aceite-palma/

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