La disparada de los precios internacionales del combustible golpea particularmente al mercado local del gasoil, vital para el transporte y la actividad agropecuaria, ya que el 30% de lo que se consume en el país es importado y eso vuelve imposible al Gobierno “desacoplar” los precios locales del contexto global. A pocos días de que inicie la parte más intensa de la cosecha fruesa, las estaciones de servicio ponen cupos, los mayoristas se niegan a vender sin reposición y el campo teme una pesadilla logística justo en el momento en que más divisas entran al país cada año.
“Háganse de gasoil porque se corta”, le dijo un proveedor a Andrés Rodríguez, productor agropecuario y contratista de la ciudad bonaerense de Pellegrini hará unos 10 días atrás.
El gasoil comenzó a escasear tras la suba del precio internacional. Las petroleras tienen pocos incentivos para importar lo necesario dado que el precio local se mantiene bien por debajo de lo que cuesta traerlo del exterior. Y esto a pesar de que se autorizó un aumento mayor a mayoristas que a estaciones de servicio. Sin precios, los camiones no llegan y los estacioneros sólo venden cuando pueden recomprar.
La tarea del contratista entonces pasó a concentrarse ya no en la siembra, fumigación o cosecha, sino en procurar formas de conseguir el combustible necesario para poder atender al campo en el momento más importante del año.
Rodríguez, de 38 años, es presidente de la Sociedad Rural de su ciudad. Y se dedica tanto a la agricultura, como a la ganadería, a la vez de trabajar como contratista con su flora de dos sembradoras, una cosechadora y una fumigadora. En la empresa familiar trabajan su madre, su padre y 5 empleados.
Tener con qué impulsar las máquinas y, más tarde, llevar al puerto la producción pasó a ser la preocupación principal en estos días.
“Está limitado el despacho de combustible. Falta gasoil común, el premium no tanto pero eso no es lo que se usa en el campo”, contó a Infobae Rodríguez. “En la ciudad veías en las estaciones de servicio a los camiones cargando de noche”, agregó.
El problema llevó a que los que pudieran se movieran rápido. En la medida en que los vendedores mayoristas -que es donde suelen cargar los productores, contratistas y transportistas- alertaran a sus clientes más fieles.
“Ellos no estaban pudiendo reponer el gasoil que estaban vendiendo. Y la política de esas empresas es vender lo que se repone, entonces estaban cortando el suministro”, dijo.
Yo estoy terminando la cosecha de girasol. La voy a terminar sin problemas porque tengo gasoil acopiado. Pero si se corta, con el consumo que tiene el campo en un ratito te quedás sin gasoil”, agregó. “En esta zona estaremos empezando a cosechar soja dentro de 20 o 30 días, muchos se van a estoquear para poder cosechar y el problema se va a agudizar”, comentó.
“Si no hay camiones para el puerto, irá todo a silobolsa. Se coordina con los acopios que cuando se normalice el tema de la logística se entrega la producción”, concluyó.
Además de contratistas, los otros afectados a esta altura por el desabastecimiento de gasoil son los transportistas. Como el modelo reinante hoy es el de la tercerización de los trabajos en manos de contratistas, al productor todavía no le llega el problema. Pero si se genera un cuello de botella, varios van a sufrir demoras para cosechar y para sacar la producción del campo.
Juan Augusto Mateos, de Henderson, es dueño de tres camiones además de productor en campo arrendado. Por eso, el problema a él le pegó antes.
“En la estación de servicio donde cargo gasoil regularmente para mis camiones, están entregando con cupos diarios de 150 litros. Los tanques tienen capacidad para 500 litros. Un viaje común, digamos al puerto de Bahía Blanca, gasta 240 a 280 litros”, dijo a Infobae.
Por General Alvear, Bolívar y Daireaux, otras áreas donde brinda servicios de transporte, la sequía de gasoil también es generalizada según Mateos. El resultado, entonces, es que lo más conveniente es tener a los camiones parados hasta que al menos puedan cargar dos veces.
“Con los camiones con esos litros no alcanza. Hay que esperar a tener 300 litros mínimo para hacer el viaje”, dijo Mateos. “Tuvimos que bajar la cantidad de viajes, no queda otra. Por ahora estamos en una época tranquila. Pero en plena cosecha si esto persiste va a ser muy grave”, concluyó.
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